miércoles, 2 de mayo de 2012

Reflejos.


Después de otra noche comiendo techo, por falta de ti; llega otra mañana de salir de la cama porque las sábanas ya agobian a la par que incitan a quedarse bajo ellas. Destaparse, quedarse sentada en la cama mirando a no sé dónde pensando en todo y en nada. Ir al baño, ver que me despierto con la misma cara de mierda de siempre; ojeras, raya corrida y despeinada. Con la chaqueta del pijama y en bragas, voy a la cocina a coger algo de desayuno, pero termino por no coger nada. Tengo hambre, mono, ganas...llámalo como quieras, de algo... o mejor dicho de alguien, que no está ni en el armario del desayuno,ni en la nevera y la mayor de las guarradas es que tampoco está en mi cama.

Ducha para espabilar. Cojo lo primero que pillo por el armario y el pelo que se seque solo. Hoy no tengo ganas de brillar; sólo de perderme, andando por donde los pies y la música me lleven y fundirme con la ciudad. Termino por sentarme en un banco, sacar la libreta y el bolígrafo y escribir; como siempre. Llorar, gritar, decir...todo lo que no te dije a ti por miedo, por estar ya demasiado quemada y pasar o vete tú a saber. Lo de arrepentirme por cosas que he dejado por hacer es una de mis especialidades.
Pasa muchísima gente por al lado y te veo reflejado en tantas caras y actitudes de algunas de ellas...Por ejemplo; en la de aquel hombre de allí, meneando en el vaso el último sorbo de cerveza, mientras discute (deduzco que con su mujer) por el móvil. También en aquella chica, saliendo de dónde trabaja a fumarse un cigarrillo. O en la de aquel crío que saca sus lágrimas de cocodrilo ante sus padres para que le compren el coche de juguete que ha visto en el escaparate de una juguetería.

Eras tan así... tan de discutir sin prestar apenas atención a nada más allá de tu vaso de esa mierda de mezcla que solías beberte, con tus mil vicios caros que te jodían en los momentos que menos debían y funcionabas como un niño, te decía de terminar toda la maldita historia, gritabas y luego sacabas tu falso lagrímeo, esperando conseguir así el polvo de reconciliación; porque en verdad lo demás, te la traía bien floja.

Y luego están esas personas que me recuerdan a cuando estábamos bien y me enamoré de un tú que sólo era fachada. La pareja que está dos bancos más para allá; mirándose con esos ojos y diciéndose tantas cosas sin hablar, los dos abuelos que pasean agarrados de la mano mientras ríen, enamorados como el primer día...

Nunca podría odiarte; ni siquiera lo intenté. Fuiste "la primera vez" en muchas cosas; en demasiadas, diría yo. Asumir, aceptar el pasado, pisarlo cada día un poco más y respirar hondo.Es lo que queda.
Hoy en día pocas personas mueren o sufren más de un mes por amor.Una semana una persona, se acaba y a la siguiente otra.
Los tiempos de Shakespeare quedaron muy atrás.

1 comentario:

  1. Belén, me has emocionado con tu comentario, muchisimas gracias, de verdad. Me alegra mucho que te haya gustado. Es un placer escribir cuando te leen personas como tu. Un beso y por cierto, esta nueva entrada tuya, es fantastica, me encanta.

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