viernes, 1 de julio de 2016

A veces también me siento fénix.

A veces creo que todo lo que me rodea no es de verdad.
A veces creo que la mayoría de cosas que tengo en realidad no las necesito. Muchas veces soy inerte.
A veces siento ganas de saltar por la ventana con la sensación de que podría alzar el vuelo a mitad de la caída y otras sin embargo creo que explotaría antes de llegar al suelo.
A veces creo estar cayendo hacia arriba y otras que cuanto más arriba estoy más bajo caeré.
A veces tengo tantos a veces en la cabeza que entro en un bucle lleno de vómito de lo que nunca dije, de lo que nunca diré, de por que esto y no lo otro, de por que aquí y no allí, de porqués en cuanto a tantas cosas que al final; sin darme cuenta, cambia de sentido el giro de ese bucle de mierda y me vuelvo a tragar todo. Y es tan asqueroso como suena.
No todo lo que sabe mal tiene sabor, ni todo lo que duele es porque haya tenido contacto físico con nosotros.

Tengo el alma ardiendo y el corazón en cenizas. 
Pero... ¿sabéis que? muchas veces también me siento fénix.