sábado, 27 de diciembre de 2014

Sé aún sin saber quien eres.

Sé que te quiero, sé que eres mi pieza clave, sé que me quedaría a vivir en tu invierno y que no preferiría ningún otro calor que el que no me diese tu frío. Sé que no querría cerrar otra puerta de un portazo tras un grito que no fuese la de nuestra casa y sé que no querría abrir ninguna otra; corriendo,  lanzándome encima tuya para comerte a besos y hacer las paces y el amor... También sé que no veré nada más bonito que tú vistiendo solo una sonrisa. Sé que mi hogar estaría donde tú estuvieses y que mi sitio preferido para perderme serían tus ojos.
Sé que tu pecho es y será dónde iré cuando tenga un día de mierda. Serás mis fuerzas cuando flaqueé y mis ganas cuando las cosas me superen.
Sé todo eso y ni siquiera sé quien eres. Aún.




Quizás sepa más de nosotros dos juntos que de mí. Ojalá y vivirte pronto.

domingo, 30 de noviembre de 2014

Abriendo el cajón de mierda.

Tengo un vacío entre pecho y espalda que no lo llenan ni todas las flores muertas de aquel parque al que solías llevarme cuando me dejaba caer por Madrid.
El corazón está a cachos;  pero dice que aún aguanta.
Parece que todo lo mío sea ajeno a mí y a ratos no me importa y en otros lo echo de menos.
Ya no te espero aunque siga con la manía de estar como esperándote. Diferencias.
Sé que volveré a pasar por aquellos sitios; pero ya serán menos nuestros. Nunca serán míos.
También sé que si la vida le da por ser hija de puta, nos cruzaremos, nos miraremos, no nos veremos y las jodidas mariposas muertas del estómago terminaran de hacerse polvo.
No sé que hacer con muchas cosas, ni siquiera sé que hacer conmigo sin ti. 
El tiempo desgasta; ojalá empiece a reconstruirme pronto.
#
No me quedan primaveras, el invierno ya congela y es que el frío de aquí dentro es el que no cesa.
El irme para no volver y acabar volviendo; su boca y el veneno. El fin del fin del fin que nunca llega, me estoy matando por sus manos y él viviendo entre otras piernas. Fotos que no prenden en la hoguera, Olvido que no viene; mamá pidiéndome que olvide y abrazándome las penas. Apurando la chusta como a veces parece que me apuran los días.  Ábreme en canal... sólo saldrán polillas. Dame tregua, devuélveme mis lágrimas, llévate tu ausencia; duele tocarla. Vomito mis comidas de cabeza. 
No me aguanto pero a ti te sigo llevando encima. 
#
Me dueles aquí y allí. Nunca fuimos ni París, ni Roma... ni todas esas mierdas. Lo nuestro nació entre ruinas, siguió en ruinas y murió en ruinas. No pusiste de tu parte para empezar de cero. Lo mataste... no te dolió. Tengo tus mierdas de palabras de "despedida" clavadas en la sien. Me duele el pecho. Me dueles tú. A veces;  cuando vuelves, me metes los dedos en las heridas y te largas... me doy cuenta de que en verdad nunca nos conocimos. Ya no importa. 
Nunca ganarás ni la mitad de lo que perdiste al dejarme ir. Ninguna de esas zorras te la chupará con amor, ninguna te lo hará igual de bonito.
#
Cerré muchas puertas con candado y perdí todas las llaves. Quemé todas las fotos, congelé los recuerdos y los tiré al vacío. Me dije que no iba a quererte más. Fallé. Te lloré tanto... Y claro que tengo cicatrices con tu nombre y claro que aún quedan costras que puedes levantar para reabrir heridas. Pero ya no hay miedo, porque tampoco hay nosotros. Me he cansado de gritarte en silencio y desde dentro y que ni siquiera levantes la cabeza y me mires. Ya no me asusta. Nos cruzamos, te miro; ya no siento necesidad de pararme para verte. No tengo ganas de ti, ni de nosotros, ni de nuevas oportunidades. De tantas veces que cogimos ese tren por el "miedo a", terminó por estrellarse sin llegar a ninguna estación y nosotros con el. Sola no estoy mal.. Aunque sigo deseándome suerte cuando siento que se avecina una noche de tormentas mentales y sólo estoy yo conmigo.  Hay días en los que todavía, a ratos, tengo sensación de vértigo cuando pienso en que cabe la posibilidad de que todavía exista una mínima oportunidad en la que tú puedas volver a dejarme caer desde el borde de tus dedos y mi dudas y yo deje que lo hagas. No quiero echarte de mi vida del todo; sólo quiero no volver a ser lo que un día fuimos.
#
Darse tiempo es poner distancias o terminar con algo de una manera sutil e incluso a veces cobarde. Al menos por un tiempo. En las cosas de este tipo es el azar quien escribe los puntos y final, los aparte o las comas. 
Ahora bien... lo jodido es cuando has usado esos tres signos de puntuación en un mismo párrafo de cuatro líneas de mierda. Un caos total. Yo al menos sentí (o quizás aún siento) la sensación de estar clavada contra la pared con los clavos puestos en donde más duele... Sin embargo lloras con los dos primeros; al tercero sigue doliendo pero ya no hay lágrimas. El dolor que más jode es el interno; el que no se muestra por fuera. Y como me dueles por dentro y como me revienta tu ausencia. Qué difícil resulta que me moleste de la misma manera el no verte que el hacerlo, el no oírte y que me llames, el querer sentirte cerca y tener en la cabeza un constante "ojalá y te vayas lejos". 
A veces creo que me vengo grande a mi misma; otras tantas tú me haces sentir tan pequeña...
Siempre pensé que nunca querría tanto a alguien como quise a aquel amor de dieciséis.
Me equivoqué. Ninguna de esas tías con las que sólo compartes cama te querrá como yo. Tú también lo sabes. Suerte con que alguna te quiera más allá de entre sus piernas. Qué malo fue el miedo.
 Qué triste que no me merezcas.



Día de mierda que abre en canal. Recopilación de textos " viejos" que no publiqué a saber por qué. Pasados presentes.

sábado, 18 de octubre de 2014

Ojalá y.

Tengo tantas ganas de ti, como tantas veces nos fallaste. No querías que me fuese; sin embargo no me diste razones para quedarme.  Me cansa lo de comerme la cabeza pensando con cuantas habrás usado las mismas palabras que conmigo y en cuantas bocas habrás dado los besos que no me dabas... Tenías el tiempo, la lengua y las ganas debajo de otras faldas. Querías estar conmigo... pero sin mí. Parece que cada vez que intento revivir, sea para dejar que tú me vuelvas a matar. No me quedan huecos sin herida; estoy hecha de sentimientos rotos. Acabó todo sin que me dieses una sola jodida razón creíble que no sonara a una excusa de mierda. Hasta para doler me pareces infinito. 
Ojalá te hagas humo fuera de mis pulmones, ojalá te mire y no te vea. Ojalá me eches de menos y yo esté lista para no volver.

Recuerda lo que no seremos; recuerda lo que no dejaste que fuese.


miércoles, 10 de septiembre de 2014

Anonibus.

Y, llegados a este punto, ¿Dónde estamos? La nitidez brilla por su ausencia. No deja de rebotar el eco en la caverna. Atrapado en ese pelo enmarañado que me asfixia y escuchando un corazón condenado a desgastarse de tanto latir y no rozarse con tu espalda. Quedan posos de tu ausencia en el café de mis noches en vela; ya no me serena ni la calma que sucede a la tormenta. Conectamos hasta fundirnos los plomos el uno al otro y, aun así, conectados hasta fundirnos en uno solo, aunque en duela en el fondo. Insensatos. O cuerdos si hablamos de locos. Perdimos los besos de antaño de camino al todo. Por eso hoy nada. Por eso, hoy, solo. Hay días que me miro al espejo y no me reconozco. A veces me destrozo por dentro; colocado, por tu olor y esos ojitos de cordero degollado. Concédeme un ultimo baile por el Tártaro fabricando sueños mientras nos miramos. Acuérdate acogerme entre tus brazos y de ser mi bálsamo en esas noches en las que me siento un bicho raro. Que el amor lo cura todo. Todo lo que el mismo no ha provocado. Después, volveré a trazar la línea que separe al odio. Y, que se enteren todos, no hay mayor ciego en este mundo que el que no ve el dolor como algo hermoso.



De ti, me quedan un montón de deshechos con los que no sé muy bien que hacer. Destrozaste todo sin previo aviso y te fuiste. Quiero que me pierdas. Quiero que te pierdas. Quiero olvido, pausas...sin prisas. Quiero mirarte, verte y no sentir así. No quiero fumarme más el de después contigo. No quiero que me líes y follemos;  al fin y al cabo, en realidad, nunca hicimos el amor. No nos quisimos igual. Decidiste irte, pero sigues en la puerta con la llave maestra que me abre por muchos intentos que haya hecho de cambiar la cerradura. Sé lo que hay, sé lo que hubo y sé lo que habrá. No me mereces, pero.
Hay lecciones de vida en las que te pasas en un Septiembre constante.  Sigo suspendiéndome, sigo sobreviviéndote; sigo sobreviviéndonos. A veces pienso que tendrán razón en aquello de que valgo más sin ti, que contigo... y a los dos minutos siempre termino dudándolo.
Voy a tener que seguir viéndote, aunque sé que llegará un día que dejaré de mirar.




El primer texto es de un "ánonimo"  superhipermegametaultra guay que os cágais. El segundo; ya se sabe. No tienen nada que ver uno con otro, pero... es mi blog y me lo follo cómo y cuando quiero; como se suele decir.

domingo, 24 de agosto de 2014

Y seguido.

Apenas recuerdo como eras; tu cara, tus manos, tu sonrisa... sólo me acuerdo de sensaciones y de momentos; pero tú estás borroso. Sin embargo... te sigo queriendo, aunque me empeñe en olvidar también esto. Que irónico. Ya te quería cuando aún ni nos habíamos cruzado, te quise en el primer cruce de miradas, en la primera sonrisa y en el primer roce y  te quiero aunque te hayas ido. El tiempo duele; sin ti todavía más. Sigo pasando por tu portal, a veces. Sigo viéndote donde ya no estás y...  cuando nos cruzamos haces que desaparezca aunque pases por mi lado.
Me siento débil. Te echo de menos. Ya no me ves, ni me escuchas y lo peor de todo es que ni me recuerdas. Creo que es una de las peores maneras de que te maten aunque sigas estando vivo; olvidándote. Ya no sé de cuantas formas te he llorado, ni a cuantos años luz te he sentido teniéndote cerca, ni cuantas veces he intentado recordarte por fuera, ni cuando fue la última vez que sonreí recordando nuestros momentos felices. La felicidad en algún momento también trae tristeza. Te echo de menos; te lo vuelvo a escribir por si algún día das con esto y me lees... pero entre líneas. Te leerás en cada tachón, en cada línea y en cada cosa que no escribo en papel porque lo llevo a fuego en el pecho. Estoy en alma viva. El tiempo sigue pasando por encima de todo y de todos, pero no por esto... estoy cansada. No sé que hacer conmigo si tengo que ser sin ti. Mis ganas de volver, tu manía de nunca haber venido. Te echo de menos.

Te quiero más, hijo de puta.

No siempre seré tuya, pero tú nunca fuiste mío.

viernes, 6 de junio de 2014

Final de.

Hoy va a ser una entrada un poco especial. O quizás bastante.
Siempre tuve la costumbre de escribir triste, de escribir a alguien que nunca me leerá, de escribir a eso que termina pero que por dentro uno siente que no va a tener fin aunque lo siga solo. Seguro que a más de uno le pasa lo mismo. Yo, en parte lo considero suerte.
Todo sigue bien y mal a ratos con la diferencia de que hoy siento que es un viernes de oportunidades, de agarrarse bien fuerte a los buenos momentos, de sonreír con quien hace que lo hagas, de darse una oportunidad para conocer y dejar que los demás lo hagan. Tras una semana rara de momentos inesperados de esos que piensas  "ojalá y no tengan oportunidad de pasar nunca" ; pero van los hijos de puta y pasan. Tras hacer un poco más de caos  el caos que ya tenía antes; porque creo que hay cosas que simplemente no pueden ser, no tienen momento y por lo tanto primero... hay que romper lo que ya estaba roto; del todo y a lo grande, quedarse con los trocitos que sirvan en un rincón aparte y dejarse encontrar. Estar a 0 de nuevo. Por ello quiero dejar aquí unas líneas que tenía guardadas ; las típicas que dejas ahí marginadas porque sientes que no están terminadas pero tampoco crees que les falte algo más, sino que dicen todo lo que querías decir en menos renglones de lo habitual y te quedas raro. No quería quemarlas como tantas otras veces he hecho, ni tampoco quería dejarlas sin más.. por lo tanto siento que lo más acertado es compartir por aquí  los dos "textos" que pondrán punto y final a lo de " cosas que nunca te dije y no leerás" y chaparé este capítulo largo del cual ahora que soy capaz de pensar más en frío...estaba hasta los cojones de seguir escribiendo. Las cosas que no nos hacen bien, a veces, también se hacen por inercia.




Todo está tan claro como cuando no nos vemos.El vaso está vacío; no me gusta eso de los medios. El tiempo pasa; el luto va por dentro. Con el alma gris pero con los pies en el suelo.
Llevo los besos cosidos por ti y no contigo; con demasiadas punzadas en el pecho por querer correr, por no saber parar a tiempo. 
Ya no queda nada de ese todo, siquiera tengo un poco de nada incluso para mí. Recuerdos que se reviven con los ojos cerrados; que putada que se me erice la piel y sea sin sentir tus manos.
A veces hay que saber cuando irse antes de llegar más lejos.



Días continuos con sabor a domingo, con olor a tristeza y un vacío que duele más de la cuenta. 
Contradicciones. No debería haber pasado pero pasó. El azul de sus ojos ahora suele traer tormentas... aunque no los pueda mirar. Me da miedo volver a perderme en ellos y esta vez no encontrarme.. o peor aún; no querer hacerlo.
Seguimos atados cada uno en un extremo de esta puta cuerda. Juntos no sabemos; pero por separado es todo más mierda. Tensión. Él tira, yo tiro... nos hemos arrancado el corazón ya. Ese es el hueco que duele.
" El ojalá y no vuelvas", sin habernos dejado ir nunca.





Supongo que lo más seguro es que esté un tiempo sin escribir o al menos sin hacerlo por estos lares.Sé que lo del principio, seguramente no os importe una mierda. No sé, si esto lo leerán 4 personas, 2 o 10  pero sí sé que hay alguien que si no es siempre, la mayoría de veces sí lo hace. Por ello, Oski, gracias por compartir un poco de tu tiempo leyéndome gran parte de veces.

jueves, 22 de mayo de 2014

Cosas que nunca te dije y no leerás. #2

Te seguiría queriendo hasta en el lugar más en ruinas, frío y solitario del planeta ; incluso estando desnuda en éste.
Porque al decir verdad...  existen pocas cosas que me den más miedo que nuestras tormentas y este " querer hasta que duela" es el más precioso que he vivido en 20 años.


lunes, 19 de mayo de 2014

Cinco segundos.

" ¿Y cómo me explico a mi mismo, que en tan poco tiempo haya pasado de morirme por tus huesos a la más profunda indiferencia?. ¿A quién le cuento que esté escribiendo esto con los ojos aún húmedos pero perdidos?, perdidos en un vacío que creé yo mismo porque no vi otra salida. Había una bala y dos personas y... te disparé. Sí, te disparé pero sin dejar de mirarte a los ojos; aún me sonreían. Sólo te recuerdo una media de cinco segundos diarios (sí, me he parado a contarlos); ya sea porque tu maldito nombre es pronunciado en boca ajena o porque algún perfume por la calle me recuerda a ti. Esos cinco segundos queman en mi estómago. Y es que te he tenido tan idealizada que me he quedado atrapado en el cuento que escribimos juntos y juramos cumplir. Pero ya ves... ahora está lleno de tachones y desgastado de leerlo hasta las trancas de incredulidad; porque me doy cuenta de que la historia no hay por donde cogerla. Sin embargo, aún me parece escuchar tu voz cuando abro los ojos por las mañanas y me acaricia suavemente el pecho, pero... se empeña en decirme que ese no es su nombre. "






-.Esta actualización no es mía; sino de una persona de esas con las que puedes decir aquello de " como en los viejos tiempos" y con la que tenías costumbres tan bonitas como la de compartir líneas. Una de esas que es especial a su manera. 
Gracias por poner letras a lo que yo a veces no sé. -.





domingo, 2 de marzo de 2014

16.

Domingos de resacas sin alcohol, de dudas infinitas, de cielos nublados que no dejan ver estrellas, de tristezas demasiado largas, de ausencias afiladas. Domingos de buscar y no encontrar o de dejar que me encuentres y que no me busques. Domingos de dar vueltas pero sin moverse del mismo punto. Domingo de mí, estando conmigo sin querer. Domingos de cafés fríos porque el tiempo pasa muerto. Domingos sin nosotros.

No sé porque todo escuece más un domingo, cuando las cosas faltan durante los 6 días restantes de la semana.
Ya nos vemos sin mirarnos y las pocas veces que lo hacemos ya no nos decimos nada.

jueves, 23 de enero de 2014

#3

Cuanto menos sabes donde vas y donde quieres ir; más echas a correr.
Y casi siempre acabas en el mismo jodido sitio, porque en el fondo lo único que quieres es creer que arrancaste el pasado de cada rincón de tu pecho y de entre las costillas.
Porque crees que las constelaciones que nacieron entre orgasmo y orgasmo o los puntos cardinales que inventaste en su espalda ya no existen. Pero no.
La ausencia te aprieta y te ahoga, te produce arcadas sentimentales y diluvios de dudas; la mayoría de veces pillándote sin el puto impermeable sentimental.
Corres, corres y corres, acabando (de nuevo) creyendo beberte a morro los miedos y follándote a otro amor de contenedor más.
 Me apagaría el cigarro en el corazón, por ver si aún siente o ni padece ya.
Continuaré con el reloj parado un rato más;  como esperando a que alguien venga y se meta sin ropa bajo la manta conmigo a compartir caladas y echar las colillas en la taza del café vacía y a mirar a la nada.
 Como queriendo abrigarme del frío o compartir también el suyo. Como queriendo olvidar por un rato los problemas a mi lado, como haciendo ver que no dejará que me pierda sola.

Y tú, no pases a buscarme después de volver de dónde quiera que te hayas ido. Quizás no sea tarde para nosotros... pero si es pronto para empezar a ser infeliz.