martes, 15 de mayo de 2012


Esta noche a las doce, como Cenicienta; prometo dejarte un beso en la espalda, para que me puedas buscar después.
El sujetador tirado en la silla y las bragas en el suelo. Lo recojo despacito, sigue con el sueño, cielo.
Llámame que si no, no vengo. Tengo la carrera que ha recorrido tu lengua por mi cuello, los derrapes marcados en mi cintura y el bache donde te dejaste caer cuando llegaste a mi ombligo.
Tus susurros grabados en la cabeza y tu respiración en mi nuca.
Dormir abrazada a la almohada no me renta, hace tiempo que nadie me llenaba como tú y no me suelta la mierda esa de 'eres mi princesa'.
Sin necesidad de falsas promesas o mentiras como las típicas de no podría seguir sin ti', 'esto es para siempre', 'lo eres todo' y todas esas cosas que todos los necios se dicen; seguimos juntos y no atados.
Huimos, dejamos, volvemos, volamos. Ni tú eres mi vida, ni yo soy la tuya... Somos unas noches, alguna que otra madrugada y los te quiero que nos decimos con la mirada.

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