sábado, 29 de agosto de 2015

.

Él le decía que sí, con un montón de palabras vacías. Ella asentía creyendo creerle con ojos tristes. Ambos se mentían a si mismos, no eran; nunca fueron. Nada.
Andaban por el mismo camino, pero solos. Se miraban... pero no se veían. Uno no estaba, al otro le gustaría no estar.
Al igual que a veces no hace falta ver a alguien para saber que está ahí, hay veces que aún viéndole al lado, se nota lejos.
No todas las distancias se miden en kilómetros.