viernes, 6 de diciembre de 2019

Por si quieres entrar.

Busco en el mapa la X que marque mi sitio, pero el mapa está en blanco.
Miro fotos del pasado y sale alguien parecido a mí, pero ya no soy yo.
El paso del tiempo erosionó tanto mi persona, que no me reconozco.
No sé si perdí o me perdieron. No sé si te perdí o me perdí.
Bailando al ritmo que marcan mis penas, te echo de menos aunque hace tiempo que empecé a dejar de recordar tu cara.
Viviendo una vida que está muerta; la escala de grises cada vez más negra.
Tengo las canciones que te gustaban de fondo por costumbre, a veces ya ni siquiera las escucho.
Con síndrome de diógenes en la mente, por acumular mierda que no sirve de nada.
Lo que no llegó a pasar, lo que pasó y no quería que pasase, momentos que no volverán... Ojalas que duelen.

 Pero tengo un rincón a salvo, por si un día quieres entrar.

sábado, 5 de octubre de 2019

Pero no sé quién eres.


Luz parpadeante que guía hacia no sé donde pero ilumina, aunque sea a ratos.
Asfalto que facilita el camino lleno de piedras.
Abrazo que cura y voz que calma.
Un pecho que apaga los miedos y calla las voces mentales. Oxígeno en mi mar de mierdas.
Mi pausa con todo lo que hace mal.
Sonreír sin forzar, bailar sin usar los pies.
Hacer el amor como la primera vez. Nervios y ganas. Echar de menos.
Siendo sin ser nada. Rápido y lento.
El vértigo de estar en una cuerda a mil metros de altura, pero con la seguridad de que acabará sin saber cuando.
Te pongo cara pero no sé quién en eres.
Sé  tu nombre pero no sé quién en eres.
Conozco tu voz pero no sé quién en eres.
Sé donde estás, pero no donde quieres llegar. Donde quieres quedarte.
Quiero disfrutar de nuestro lapso en el tiempo hasta que todo explote. 

jueves, 22 de agosto de 2019

Te jodes.


Podría intentar explicarte el porqué de que me niegue a escuchar, de nuevo, tus falsas disculpas. Pero seguirías sin querer entender y mintiéndonos a los dos, diciendo que cambiarás.
Ya no tengo tiempo para ti, ni ganas de intentarlo, pero sobretodo no tengo fuerzas.
Estuve para ti, con mis tormentas mentales pausadas para que pudieses llegar y quedarte. Y yo contigo. Pero nada más que trajiste huracanes y la puerta que te abrí, pronto se transformó en una ventana que también te encargaste de cerrar.
¿Y sabes? Fuiste tan ingenuo que pensaste que la habías cerrado contigo dentro, pero en realidad estabas en el lado de fuera. No lo viste venir, pero yo sí.
Cada vez vas desapareciendo más y yo, en ti, sigo tan intermitente como siempre.
Te jodes.

martes, 13 de agosto de 2019

Martes 13.


El peso del vacío, el ruido del silencio.
El dolor del abrazo que nunca se dio o de la despedida que nunca hubo.
La huida del tiempo que no se quiere, la alegría triste de alguien que quiere no estar. Dónde sea.
Silenciar una voz que escuece escuchar, quemar el recuerdo de unos labios que traicionaron.
La textura rasposa de unas manos que dejaron de sostenernos los miedos y nos dejaron cayendo hacia una Nada que nos rompió en pedazos. 
Los cortes de todas esas piezas que dejaron de encajar; uno mismo fuera de lugar.
La pérdida del sentido, la búsqueda del por qué.
La espera a ese gran cambio.
El cansancio de seguir intentando todo sin fuerzas, de ver que no llega. Nada.
La fe que se perdió, la esperanza que se agota. 
Las ganas que te llevaste. 
Mi luz que cada vez se ve menos. Parpadeos de existencia de una mente gris. Peso muerto.
Estoy aquí, sin saber dónde. A veces sin querer estar, a veces queriéndome ir, a veces con miedo a irme... 
Por si me encuentro y no me reconozco. 
Por si te encuentro y no me reconoces.

viernes, 2 de agosto de 2019

Cobardía.


Prometí que no me iría y me fui. 
Y me perdí mientras huía de mi misma porque me daba miedo.
Dejé de reconocerme y de reconocer lo que tenía alrededor. Solo sentía que no quería estar donde estaba.
Estaba en blanco, pero muy triste. No era capaz de sentir otro tipo de emoción.
Me hacía mil preguntas que nadie me podía responder, porque quien tenía ese poder, decidió irse dejando todo por el aire y me inmolé con toda mi mierda dentro; sin pensar en consecuencias. Sentía no tener nada.
Y cuando más en la mierda estaba; con el "no puedo más" repitiéndose de manera automática dentro de mí... Fui aprendiendo a sostenerme con todo lo que perdí.
Sigo incompleta y triste, pero tengo algunos días que me siento con ganas de seguir.
Porque a veces la cobardía también salva... aunque sea de desaparecer del todo.

domingo, 12 de mayo de 2019


Me he roto las costillas varias veces intentando sacarte de mí. Sin éxito.
Estás en cada rincón y ahora  tengo que reconquistarme. De nuevo.
Vivo sola entre mis propias ruinas, porque en el fondo se que tengo miedo a que alguien llegue y destruya el desastre que me dejaste. Aunque sea una mierda, es lo único que me queda de ti y aún no estoy preparada. Necesito más tiempo.
Hay momentos en los que mis sentidos aún me recuerdan que estás... por mucho que haya intentado enterrarte. Y enterrarnos. Recuerdo tu olor, tu voz, tu tacto... Pero ya no lo reconozco. Y vuelvo a morirme un poco y vuelvo a intentar ser fuerte.
Se que no estás; a veces me cuesta más no querer que vuelvas.


Tu ausencia es más fuerte que mis intentos de olvidarte.


Querría no tener que llorar más, renacer en otro punto en el que no supiese de tu existencia. No sufrir y dejar de dolerme. Yo misma.
Desaparecí, aunque estuviese de cuerpo presente. Me perdí, porque me quedé quieta. Irónico.
Todavía no he aprendido a quererme, pero por lo menos he recuperado las ganas.
Mírame, ya no sabrás quién soy. Yo hace mucho que dejé de reconocerte. Incluso dudo de haber sabido quién eras en algún momento.
Te sigo escribiendo pero ya no siento ni la mitad. Por ti.
Siempre estaré esperando a que vuelvas. Aunque no sepa para qué.

jueves, 21 de marzo de 2019

Aunque ya no sea primavera en septiembre.



Ya no hay bailes de noche en cualquier parte, ni besos en el alma, ni sonrisas llenas de nosotros dos, ni deseos blancos.
Ya no estás, ya no somos... Pero quiero y me gusta pensar que sí que fuimos aunque a veces sienta que me estoy engañando. Y aunque otras veces te odie sin dejar de quererte.
El tiempo sigue pasando y he agarrado otras manos, pero no he sentido querer quedarme en ninguna.
He parado a hablarme, a querer quererme, a aprender que no eres el centro de mi mundo... aunque a veces todas esas cosas se hagan tan cuesta arriba que por unos días me rinda en esa batalla interna.
Aún no soy capaz de dejarte ir del todo; me queda arrancarte de la parte más importante... Pero siento que será más fácil si rompo ese pedazo y lo dejo ahí para ti, siempre. Porque me guste o no es tuyo aun sin que te lo quieras quedar.
Te quiero diferente.


Fui feliz contigo y pese a todo creo que en ese motivo caben las 27 razones por las que quiero que seas feliz.
Ojalá si me lees lo entiendas.
Invencible, recuerda.


sábado, 16 de febrero de 2019

Toda nuestra mierda.

Busco razones y paz.
Cierro los ojos por no querer verme llorar.
Acelero hacia ningún lugar, pensando en el vacío de querer hasta dejarse morir. Queriéndote matar dentro de mí aunque tenga que matarme contigo y renacer entre toda la mierda.
Me he perdido.
Espero que algún día lleguemos a ser lo suficientemente valientes como para decirnos todas las verdades que dejamos a medias.
No soy capaz de sentir nada. Por mí.
Veo todo negro aunque hayan luces; aunque abra los ojos... Aunque apague tu luz.
No te necesito a ti; necesito ese puto punto y final que no tuviste los cojones de escribirme.
Te recuerdo, pero estoy empezando a olvidarme de como eras y me libera y me acojona.
No paro de correr. No paro de buscar como apagar este incendio, de buscar la lluvia que me cure.
No paro de llorarnos aunque me deje acariciar por otras manos.
No he sido capaz de volver a mirar a los ojos de nadie porque no soporto volver a verme.
Siguen las malditas contradicciones contigo aunque ya no estés...
Aunque sepa que no queremos volver a volver.

https://youtu.be/eHZ326Gomcc

martes, 1 de enero de 2019

2:08

A todos los sitios que voy, vienes conmigo aunque no quiera.
Todos los días estás conmigo, aunque me duela.
Aprieto bien la herida por si cura antes y dejo de sangrarte. Pero no funciona.
Te quiero por encima de todo; incluso de mí. Quiero dejar de hacerlo, pero no se cómo.
Te imagino en nuestros sitios pero mirando otros ojos y no sé dónde  meterme.
Me abrazo metiendo los puñales más adentro para no olvidar lo que me hiciste y aún así  parece que al corazón  le da igual.
Me dueles como nada nunca, cabrón.