Fue raro.

Lluvia negra dentro que no cura y abre heridas. 
Ríos llenos de todo lo que creí que era y no fue.
Mentiras envueltas en palabras muertas y abrazos vacíos.
Una lucha de gigantes que creí poder vencer sintiéndome tan pequeña.
No sé qué hacer con toda la tormenta de dentro, ni siquiera sé nadar y soy incapaz de agarrarme a tu barco.
Ojalá se hunda, por fin y quizás así, tenga la oportunidad de tener toda la paz que me quitaste.
Fueron los hechos más que las palabras, porque las que necesitaba nunca las llegaste a pronunciar.
Llegamos tarde.
Me duele y me da igual a partes iguales.



El tiempo da igual en el daño. 

Estoy yendo por un camino que no sé a donde lleva.
A ciegas, por una carretera llena de semáforos en rojo.
Buscándome sin buscarte.
Con una guerra dentro que no para, pero sintiéndome más en paz que nunca.
Voy con la mejor armadura sin llevarla puesta. Calma.
Ya no recuerdo derrotas pasadas, ni siento como enemigo contra quien un día luché.
Miro con otros ojos al pasado y siento que crecí, estoy siendo quien algún día estuve queriendo ser. Agradezco.
No soy feliz pero ya no estoy triste.
No me quiero del todo, pero ya no me duelo.