lunes, 28 de junio de 2021

Algunas de las cosas que por suerte ya te dije.

 He empezado muchas cosas buenas sin ti, aunque sé que me estarás viendo desde el otro lado y me estarás cuidando y guiando haciéndome sentir valiente aún cuando sea un amasijo de miedos; lo de ser guerrera me lo enseñaste tú. Sigo escuchando tu risa, sintiendo tus abrazos y la sensación de complicidad cuando ambas sentiamos lo mismo. Sigo viendo cosas con las que me paro y digo "esto te encantaría".

Sigo caminando de tu mano aunque sea de forma diferente... Te espero aquí abajo, pero sé que tú me esperas al otro lado con tantísimo amor cómo lo hacías siempre y también sé que al igual que hago y haré yo, tú les estarás contando nuestras historias y momentos a todas las personas con las que te has reencontrado de nuevo y lo harás tan contenta y de esa forma tan tuya que cuando me las contabas a mí. Estoy orgullosa de haber tenido y de tener una abuela, una amiga y una mitad como tú. Fuiste, eres y serás siempre la mayor suerte de mi vida.

Gracias por ser refugio cuando no soportaba nada del mundo que me rodeaba.
 Gracias por enseñarme tantas cosas, por estar ahí siempre, por aprender juntas, por apoyarme en las cosas que me hacían feliz aunque a ti no te gustasen.
Por guardarme los secretos, por protegerme (a veces incluso de mi misma) y por creer en mí. 

Te echo mucho de menos y echo de menos esos abrazos y esos besos de tornillo tan tuyos que me curaban cualquier cosa.

Te quiero siempre, abuela.

lunes, 25 de enero de 2021

Igual y diferente.

No existe nada que pueda ser antídoto y ruina a la vez.
No siempre es cierto que siempre que algo duele es porque está curando, te acostumbras pero eso no significa que deje de hacerte daño.
La teoría me la sé; lo que no me sale muy bien es la práctica.
Siempre he superado mis miedos afrontándolos sola.
Tenía mucho miedo a conducir y sin pensármelo mucho cogí el coche sin nadie de copiloto, tenía miedo al mar y no sé nadar muy bien... así que me metí una noche de verano a bañarme en la playa.
Me caí con la moto y cogí algo de miedo... hasta que me volví a subir de ella y no me bajé en dos horas.
Cada vez que veo una película de miedo y la veo a mitad porque no soy capaz de quitarme las manos de los ojos, a los pocos días me la vuelvo a poner cuando no hay nadie y lucho contra los falsos miedos de mi cabeza.
Pero hay cosas contra las que la terapia de choque no funciona. 
Contigo.
Y te prometo que lo he intentado y me prometo seguir intentándolo pero no puedo. Sé dónde encontrarte, pero la simple idea de hacerlo me acojona. 
Me acojona porque por mucho que a veces sienta que ya quedó todo en el pasado y que ya no duele... Sigo sin saber que pasaría en realidad si un día nos tenemos delante. Y la incertidumbre mata.
Creo que por dentro estaría quedándome afónica de tanto gritar todo lo que no me dejaste decirte y estaría quizás, ahogándome por no dejar de llorar aunque no lo vieses, mientras lo único que estarías viendo sería como hablo tartamudeando de los nervios y como no sería ni siquiera capaz de mirarte a la cara por temor a mostrar algo que no estoy segura de si no está o de si está tan escondido que si algo no lo activa de nuevo no es visible. 
Sé que recuerdas lo mal que se me daba disimular cualquier cosa.
Hay días que pienso que necesito tenerte enfrente y escucharte y no leerte decirme todo aquello y hay otros días en los que creo que me abrirías en canal y ya no sabría como coserme de nuevo.

Te veo tan igual y a mi tan diferente... Pero el daño nunca cambia por mucho que se intente entender.

Nos debemos un momento aunque a lo mejor jamás nos llegue.

domingo, 24 de enero de 2021

Sálvanos.

 Tengo los cristales rotos entre las manos y todas las heridas hechas cicatrices. Quizás sigan llevando tu nombre. 

Todavía y aun sin querer; casi sin darme cuenta hay veces en las que te pienso de nuevo.

Te desconozco mientras miro las fotos.

Ya no puedo escucharte, ni quiero.

Tenemos un café pendiente en cualquier parte, pero no sabría muy bien de qué hablar... ni estoy segura de querer o poder escucharte.

Tengo miedo de volver a apretar las manos sujetando todos esos cristales, reabrir heridas y tener que hacer de ellas nuevas cicatrices.

No creo que merezcas más espacio en mí. 

No he vuelto a ser con nadie. 

No quiero volver a desconocerme contigo.

¿Quién correría más peligro de los dos?

Siento que piensas más de la cuenta y dudas... Ahora eres tú quién echa de menos.

Sálvanos de esto y no vuelvas.