lunes, 16 de abril de 2012

Sin querer.


Fin de semana fuera de casa y tú sigues dando por culo en los rincones de mi cabeza. Deja de pasearte de una maldita vez; para de volverme loca, de liarme, de dejarme, de salir del fondo y volver cuando menos lo necesito. Y si no vas a irte para no volver...quédate dónde quieras, pero no te muevas, ni hables, se inerte. Cicatrices en la espalda, que señalan donde estaban las alas que me arrancaste y por donde rozaron tus dedos. En el pecho grietas; una por cada día que pasa desde que te fuiste.
Los dedos de mis manos ya no tienen huellas dactilares; he acariciado tantos cuerpos y probado tantos labios desde que no estás...que se han borrado; aunque ninguno tenía tu tacto, ni tampoco tu sabor.
He tenido unas diez ó doce paradas de metro, unos cuarenta ó cincuenta minutos y bastantes canciones para escribir esto. A veces creo que debería dejarlo, pero dejar esto sería como dejarme a mí. Tengo toda una libreta, que... si leyeras entre líneas, sabrías que la mayoría de páginas hablan de ti. Cuenta nuestra historia, sin nombrarnos. Cuando estábamos y aún ahora que hace tiempo que terminó todo, siguen habiendo palabras para narrarla; aunque ahora sólo cuente la mía con tu ausencia.
Echarte de menos es jodido, pero echarme de menos a mí misma es una putada. La vida son constantes cambios, subidas y bajones, encuentros, despedidas...Y tú no paras de traerme de cabeza.
Ya no sé si vengo o voy, si no puedo o es que no quiero hacerlo. Aprendí a decir no a muchas cosas, a muchas ocasiones y a muchas personas...menos a ti. Salir sola, con los cascos y sin darme cuenta acabar en nuestros sitios; mi cabeza se va, mis pies me llevan hacia allí, mis ojos aún te ven y mis manos aún te sienten... sin querer.
 No te busco y siempre te acabo encontrando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario