viernes, 5 de octubre de 2012

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Recordando la sensación de vértigo en unos labios por los que desfilaron la lengua mil putas. Dame el último tiro del cigarro y deja de apuntarme acusándome de devorarte el corazón.
Que bonito es todo mientras duermes y que puta la realidad; déjame unos minutos que me centre antes de despertar.
No me sirvas más mentiras en platos calientes, que cuando te exploten en la cara te vas a quemar.
Calla un rato, que me cansas; que me cansa tu maldita manera de jugármela.
Días raros, noches largas, lunas llenas y ojos cansados. Manos ciegas, labios rotos, pulmones negros, sabores amargos.
Insegura de hacía donde voy; no necesito manos para contar a los que me respaldan. Mamá nunca me falló, abuela nunca me dejó caer, dos amigos como hermanos; suficiente.
El tiempo pasa y se van más de los que se quedan, llegaré a vieja con más libretas que cuenten mi vida, que con personas que salen en ellas.
Sigo aguantándome, hace mucho que dejé de verlo como una condena.


2 comentarios:

  1. Las tres últimas líneas me han arrancado un suspiro desde dentro.
    Ya no duele.
    *Fantástico, como siempre.

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  2. Espero que no te moleste que te deje un comentario sólo para decirte lo bonito que escribes. Tanto sentimiento, tanta verdad, lo asombroso de la contradicción de tantas situaciones hermosas a su manera... Tu blog es una delicia para el espíritu.

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