martes, 9 de abril de 2013

Nosotros también fuimos droga.


Con las dudas en un lado de la mesa y tú sentado en la silla de detrás respirándome en la nuca. Puta conciencia que a mí me ahoga y tú no tienes.
Con las ganas de salir corriendo no sé hacia donde, huyendo de ti y a la vez buscándote en cualquier otra parte. Mil excusas de mierda más para querernos mal otro rato; sin ser capaces siquiera de mirarnos a los ojos y asumir las culpas. Los dos. El típico ' no eres tú soy yo' y esas gilipolleces que salían de tu boca cuando las cosas se torcían; la verdad nunca supimos escribirnos con los renglones rectos. Los ojos y los sentimientos se nos volvieron ópacos, los besos, los abrazos y el amor se volvieron fríos. Sin embargo, aún congelados y con grietas volvíamos a ponernos el uno en frente del otro y comenzábamos a rompernos una y otra vez hundiéndonos cada vez un poco más. Dos masocas enganchados al mismo daño; nosotros si que eramos como la droga... sabiendo que lo único que nos hacía todo esto era jodernos y aún así decidimos quedarnos con ello dejando que nos siguiera devorando por dentro. Sé que tú también te imaginabas haciendo mil cosas sin mí y al cerrar los ojos me veías en todos esos planes sin querer. Sin querer queriendo.
Nos queríamos en crudo, en frío; nos queríamos lo más mal que dos personas pueden quererse. Nos llenamos de tachones y borrones empastrando todo. Pero al fin y al cabo eso también es amor, del que parece que no vale una mierda pero ahí lo tienes, dejando que te queme por dentro esperando a que llegue el maldito momento de que explote tu traca y la suya y sólo seáis humo los dos.

Fue un final de mierda, pero al menos lo escribimos juntos.

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