Cuando poder no es querer y querer no es poder.
Cuando necesito irme pero quiero quedarme, cuando tengo que quedarme y me quiero ir.
Nadie puede obligarse a sentir algo que no siente; fingir te rompe, te pudre y hace que te pierdas.
Igual no saber quién se es, también es conocerse aunque no lo parezca… como cuando no sabes qué quieres pero sí sabes lo que no quieres y a mi modo de ver, eso es más importante.
He seguido andando por inercia, sobreviviendo, sin saber, sin vivir, pensando en no pensar. Me comen las mil voces de mi cabeza y ninguna me habla amablemente. Yo no me hablo amablemente. Desaprendí lo aprendido, no recuerdo casi nada ¿seré yo protegiéndome de mi misma?.
En realidad llevo mucho sin ir cuesta arriba en mi montaña rusa y quizás eso dé más miedo y vértigo. Sentir que no siento, mirar y no ver.
Estoy sentada en mi propia mente, con palabras retumbando que no pronuncio yo. Estoy agotada, pero sigo y sigo y sigo… y como siempre, siempre puedo más y poder más no siempre es positivo.
Costumbres.
Hace tiempo que no echo de menos.
Solo quiero calma, desconocer, desconectar y volver a darme la oportunidad que ahora mismo no me siento con ganas de darme.
¿Seré esa piedra con la que siempre tropiezo en mi propio camino?